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Fisiología del N en las plantas:
Es difícil encontrar algún proceso fisiológico en la planta en el que no intervenga este elemento, entre los más importantes se encuentran:
- Es el elemento más importante en las proteínas y en los aminoácidos presentes en el reino vegetal.
- Forma parte de la clorofila, molécula responsable de la conversión de energía luminosa en química.
- Elemento principal en las cadenas de ácidos nucleicos.
- Principal elemento de los fotoasimilados (vitaminas, azúcares, celulosa, almidón, lípidos…).
- Forma parte de coenzimas y enzimas, es decir, de los procesos de activación y catalización de las reacciones bioquímicas de las plantas.
En términos agrícolas, el N es el principal responsable del crecimiento “vegetativo” de la planta, es decir, de la división celular, del crecimiento, de la brotación y de su formación estructural.
Tanto es así que aquellos aportes excesivos de N o aquellas disponibilidades excesivas del elemento N puede suponer un desequilibrio que suponga un crecimiento de tallos verticales (chupones), un alargamiento excesivo entre nudos, una disminución de ramificaciones laterales, una especial dificultad para la formación de ramos florales, incluso de cuajado, impidiendo que los fotoasimilados se dirijan al principal destinatario natural de la planta, éste es, el fruto; en resumen, un desorden que necesita del asesoramiento y de la corrección de los balances nutricionales de la planta. En aquellas zonas donde se han aplicado abonos de origen mineral con altos porcentajes de N fácilmente asimilable de manera excesiva este desorden ha sido frecuente.
En cambio, habida cuenta de su importancia, las deficiencias de N, pueden tener consecuencias graves para la planta; en líneas generales:
- Crecimiento vegetativo deficiente, falta de vigor, de altura.
- Clorosis, amarilleamientos generales especialmente en hojas adultas, aunque también es visible en meristemos.
- Algunas plantas como el tomate o algunas variedades de maíz muestran una coloración purpúrea causada por la acumulación de pigmentos antocianos.
- Menor crecimiento foliar frente al desarrollo radicular.
- Disminución de síntesis de proteínas.
- Floración deficiente, mala fructificación, por tanto.
- Menor resistencia frente a situaciones de estrés abiótico.