Afidos
Los áfidos o pulgones constituyen en grupo de insectos muy extenso y con gran actividad fitófaga. Las especies de pulgón más comunes y con mayor importancia en cultivos hortícolas son Aphis gossypii y Myzus persicae. Están ampliamente extendidas y afectan a numerosos cultivos.
Se trata de insectos chupadores que están provistos de un largo pico articulado que clavan en el vegetal, y por el que absorben los jugos de la planta. Segregan un líquido azucarado y pegajoso denominado melaza, que impregna la superficie de la planta impidiendo el desarrollo normal de ésta.
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Ciclo de vida
Existe un primer periodo donde las hembras aladas llegan al cultivo a finales de abril-primeros de mayo. A partir de este momento se multiplican, sin llegar a formar densas colonias, y tendiendo a diseminarse por todas las plantas; presentan una especial predilección por el envés de las hojas, donde succionan la savia a la vez que inyectan los virus que transportan. El final de este periodo viene a coincidir con la subida de las temperaturas máximas sobre 35ºC. Puede producirse un segundo ataque a finales de agosto o cuando las temperaturas vuelven a descender.
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Sintomatología
Son insectos muy polífagos, que producen importantes daños directos e indirectos sobre los cultivos. Los directos se deben a la alimentación de los adultos y las ninfas sobre el floema de la planta, causando debilitamiento generalizado, que se manifiesta en un retraso en el crecimiento y amarilleamiento de la planta.
Durante la alimentación, los pulgones inyectan saliva que contiene sustancias tóxicas ocasionando deformaciones de hojas, como enrollamiento y curvaturas.
Los daños indirectos se traducen en la transmisión de virus, así como la melaza que segregan, que favorece el desarrollo del hongo que ocasiona la negrilla, que merma la capacidad fotosintética de la planta, así como la respiración de ésta.
Mosca blanca
Con el nombre de Mosca Blanca se conoce a un grupo de insectos que se caracterizan por infestar las hojas de los principales cultivos hortícolas de interés económico. En España, las especies de mosca que se han identificado dando lugar a plagas son Bemisia tabaci o “mosca blanca del tomate y el tabaco”, y Trialuroides vaporariorum o “mosca blanca de los invernaderos”.
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Sintomatología
Los síntomas asociados a la Mosca blanca pueden ser de 2 tipos:
- Debido a la melaza que producen y depositan sobre las hojas como resultado de la secreción del azúcar sobrante que proviene de la savia que succionan. Esta melaza, no sólo ensucia hojas y frutos, sino que favorece el establecimiento de “la negrilla” y se reduce la superficie de las hojas a través de la cual se produce la fotosíntesis de las plantas.
- Por la transmisión de virus. Debido al modo de alimentación de la Mosca blanca, los virus pueden viajar de unas plantas a otras adheridos al aparato succionador. En este caso, la mosca actúa como vector.
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¿Cómo actúa?
Las hembras adultas depositan sus huevos preferentemente en el envés de las hojas. Cuando eclosionan, aparecen larvas de movimiento muy lento hasta que clavan su aparato bucal para anclarse en las hojas y completar su desarrollo hasta el estadio de pupa. Finalmente, emergen los adultos, los cuales, se alimentan succionando la savia de las hojas.
Spodoptera littoralis
Spodoptera littoralis es una de las plagas de lepidópteros agrícolas más destructivas dentro de su área de distribución, puede atacar numerosos cultivos económicamente importantes a lo largo de todo el año. La gama de huéspedes abarca más de 40 familias de plantas. También conocida como rosquilla negra, es un heteróceros noctuido muy común en África y Europa Meridional.
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Ciclo de vida
Los noctuidos pasan por cuatro estadios vitales: huevo, larva u oruga, pupa y adulto. Los adultos ponen los huevos sobre las hojas, paredes y otros lugares del invernadero, normalmente en grupos, pero a veces separados. El número de huevos varía de unas pocas docenas a más de cien. La larva es una oruga, poseen en el extremo de las patas falsas unos pequeños ganchos, mediante los cuales pueden asentarse con seguridad, y unas mandíbulas fuertes.
Viven en flores, semillas en desarrollo, tallos o raíces, la mayoría de ellas comen hojas y emplean sus fuertes mandíbulas para roerlas hasta la vigorosa vena central. Comen continuamente excepto cuando están mudando. Crecen rápidamente, y cuando se han desarrollado completamente, dejan de comer y buscan un lugar para pupar. Tras completar todos sus estadios, la oruga teje un capullo de seda y pupa en su interior, enterrada en el suelo.
Los nuevos adultos darán lugar a futuras generaciones, normalmente 3, aunque depende del clima. En invernadero se pueden suceder las generaciones durante todo el año. Las poblaciones tienden a ser máximas en el otoño. Los adultos aparecen en primavera, se aparean y las hembras depositan los huevos agrupados preferentemente sobre el envés de las hojas. A continuación, cubren la puesta con escamas de su abdomen que sirven de protección. Los huevos eclosionan y las orugas comienzan a alimentarse, de forma gregaria al principio.
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Sintomatología
Los daños son causados por las orugas que son altamente polífagas. Se alimentan principalmente de las hojas, llegando a producir la defoliación completa de la planta; en ocasiones, pueden atacar incluso a las raíces. Los adultos no suelen ser vistos, pues son de hábitos nocturnos. También puede producir daños sobre plántulas.
Trips
Tiene una enorme importancia debido a la gran cantidad de cultivos a los que afecta. La especie, Frankliniella occidentalis, más ampliamente conocida como “Trips occidental de las flores”, es un insecto chupador del orden Thysanoptera (Thripidae), de muy pequeño tamaño. Viven entre las hojas o entre las flores.
Los principales cultivos atacados son el pimiento, berenjena, pepino, judías, calabacín, sandía, melón, tomate en invernadero, como cultivos alternativos destacan el algodonero y los frutales y también ocasiona daños en plantas ornamentales como el rosal o clavel. Principalmente infectan cultivos de frutas durante la floración y cuando los frutos son jóvenes.
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Ciclo de vida
F. occidentalis, en su ciclo de vida pasa por distintos estadios: huevo, larva I, larva II, prepupa, pupa y adulto. Las hembras insertan los huevos de forma aislada dentro de los tejidos vegetales, justo debajo de la epidermis de las partes blandas más jóvenes de hojas, tallos, flores y en el interior de los brotes. Del huevo emergen las larvas neonatas que comienzan enseguida su alimentación en el lugar donde realizó la puesta, con el desarrollo las larvas siguen su alimentación en lugares refugiados de las hojas, flores o frutos.
En los estadios ninfales siguientes dejan de alimentarse pasando a un estado de inmovilidad que se desarrolla preferentemente en el suelo. Desde su aparición, los adultos empiezan a colonizar las partes superiores de las plantas, teniendo gran apetencia por las flores y el polen de estas, del que se alimentan. Sólo se alimentan ocasionando daños las larvas y los adultos.
La infestación puede empezar por la entrada de insectos en el invernadero con el material vegetal, más avanzada la estación los adultos pueden entrar al invernadero volando desde el exterior, además pueden hibernar en hendiduras y otros lugares recónditos (con humedad óptima) reapareciendo en la estación siguiente.
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Sintomatología
Los daños pueden clasificarse en directos o indirectos. Los daños directos se producen por larvas y adultos al picar y succionar el contenido celular de los tejidos, produciendo lesiones superficiales de color blanquecino en la epidermis de hojas y frutos, en forma de una placa plateada, que más tarde se necrosan pudiendo afectar a todas las hojas y provocar la muerte de la planta. La saliva fitotóxica segregada en la alimentación da lugar a deformaciones en los meristemos, que al desarrollarse la hoja en la epidermis aparecen manchas cloróticas arrugándose. En frutos estos daños desprecian la calidad.
La hembra al realizar su oviposición causa lesiones (agallas, punteaduras o abultamientos) en el tejido vegetal, en donde incrusta el huevo. Si el órgano en el que realiza la postura se encuentra en fase de crecimiento se produce una pequeña concavidad o verruga prominente que hace reaccionar al tejido adyacente, observándose un marcado halo blanquecino. Si la postura ocurre sobre la flor, se produce una alteración en el proceso de fecundación.
Los daños indirectos son los producidos por la transmisión de virosis. Tienen la posibilidad de ser un vector de transmisión, puesto que inyecta saliva y succiona las contenidos celulares, este insecto transmite fundamentalmente el virus del bronceado del tomate (tomato spotted wilt virus: TSWV), cual afecta principalmente a tomate, pimiento y ornamentales.